El empresario Elon Musk ha presentado nuevamente una demanda contra OpenAI, la empresa matriz de ChatGPT, y sus fundadores Sam Altman y Greg Brockman. La demanda alega fraude e incumplimiento de contrato, acusando a la compañía de no desarrollar una inteligencia artificial «por el bien de la humanidad», tal como se había prometido originalmente.
La demanda, presentada en California el pasado jueves, fue dada a conocer este lunes. Es similar a una reclamación previa que Musk retiró el 11 de junio, horas antes de que un juzgado de San Francisco decidiera si la aceptaba.
En su nueva presentación, Musk sostiene que Altman, Brockman y OpenAI lo engañaron respecto a los 45 millones de dólares que invirtió para crear la compañía. Según Musk, la empresa fue fundada bajo la promesa de operar sin ánimo de lucro, diferenciándose de otros proyectos comerciales.
El empresario afirma que fue «manipulado» para cofundar OpenAI con la garantía de que tendría una estructura sin fines de lucro. Además, Musk, quien fue miembro del consejo de administración de OpenAI entre 2016 y 2018, acusa a la empresa de asociarse con Microsoft para crear una serie de sociedades comerciales, lo cual considera una estafa.
El abogado de Musk, Marc Toberoff, declaró al periódico The New York Times que la nueva demanda es «más potente» que la presentada en junio. La reclamación solicita que se anule la licencia exclusiva de OpenAI con Microsoft, la cual permite al gigante informático acceder al código de GPT-4, la versión más avanzada de ChatGPT.
Musk ha sido una figura clave en la creación y financiamiento de OpenAI. Sin embargo, sus relaciones con la compañía se han deteriorado, especialmente tras su salida del consejo de administración en 2018. La asociación de OpenAI con Microsoft ha sido un punto de controversia, dado que contrasta con la misión original sin fines de lucro de la empresa.
Esta demanda subraya las crecientes tensiones y diferencias en el enfoque sobre la inteligencia artificial y su desarrollo ético. La resolución de este conflicto legal podría tener implicaciones significativas para el futuro de OpenAI y su relación con gigantes tecnológicos como Microsoft.