El serbio Novak Djokovic ha demostrado una vez más que está destinado a ser el mejor tenista de todos los tiempos al sumar, este domingo, el único logro que faltaba en su palmarés: la medalla de oro olímpica.
Djokovic consiguió la hazaña al vencer al inspirado Carlos Alcaraz, quien debió conformarse con la plata. En un intenso partido que duró dos horas y 52 minutos, el balcánico se impuso por 7-6 (3) y 7-6 (2), demostrando su tesón y superioridad en los momentos cruciales.
Con el récord de más Grand Slams y más semanas en el número 1, Djokovic ya tenía suficientes argumentos para ser considerado el mejor de la historia del tenis. Sin embargo, el título olímpico, que su máximo rival, el español Rafael Nadal, ya poseía, era una espina clavada en su carrera.
Ahora, Djokovic puede presumir de haber conseguido el oro olímpico, logrado en su quinto intento, tras tres semifinales perdidas y un bronce en Beijing. A sus 37 años, y cuando muchos predicen una carrera en declive, el serbio ha saldado esta deuda con su propio palmarés, logrando el éxito en un escenario tan emblemático como la pista central de Roland Garros y frente a un rival de prestigio como Carlos Alcaraz, considerado por muchos como su futuro sucesor.
Con este triunfo en París, Djokovic no solo iguala a Nadal en títulos olímpicos, sino que también se convierte en el tercer hombre en la historia en atesorar los cuatro Grand Slams y el oro olímpico, uniéndose al estadounidense André Agassi. Además, es la quinta persona en lograrlo después de Serena Williams y Steffi Graf, siendo esta última la única en conseguir todos los títulos en el mismo año, 1988.
Este logro no solo refuerza el legado de Djokovic, sino que también consolida su posición como uno de los más grandes de la historia del tenis, dejando una marca imborrable en el deporte.
