La población más afectada son los lactantes y niños pequeños, especialmente aquellos que no están completamente vacunados.
El coqueluche, también conocido como tos convulsiva o tos ferina, es una enfermedad infecciosa respiratoria fácilmente contagiosa, causada por la bacteria Bordetella pertussis. El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades informó que, durante el año 2023 y hasta abril de 2024, los países de Europa han notificado casi 60.000 casos de tos ferina, lo que representa diez veces más casos que en 2022 y 2021, y en Chile, si bien, los casos se han mantenido estables desde 2018, registrándose 4 casos por 100 mil habitantes, los últimos meses estos han aumentado.
La Dra. María Luz Endeiza, infectóloga pediátrica y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, explica que los primeros síntomas, una vez contagiado con la enfermedad, demoran unos 7 a 10 días en aparecer, y por lo general son leves al principio y se parecen a los del resfriado común:
Congestión nasal
Fiebre
Ojos enrojecidos
Después de una semana, los síntomas empeoran y los ataques de tos se vuelven más frecuentes, acompañados de los siguientes síntomas:
Tos violenta, espasmódica y sin interrupción; acompañada de un silbido o estridor inspiratorio.
Ojos enrojecidos, llorosos.
Fatiga extrema.
Rostro azulado.
Los lactantes pueden no toser, pero puede que se les haga difícil respirar o incluso dejen de respirar temporalmente.
La importancia de la vacunación
La Dra. Endeiza, explica que esta enfermedad se contagia con gran facilidad, por lo que la vacunación es la herramienta más efectiva para prevenirla. La especialista, comenta que esta vacuna se coloca “en niños a partir de los dos meses, con dosis en los dos, cuatro, seis dieciocho meses de edad; y después tienen refuerzo en primero y en octavo básico”, dice.
Sin embargo, hay que considerar que la inmunidad que brinda la vacuna va perdiendo efectividad con el tiempo, por esto, la especialista recomienda que todo adulto, cada diez años, reciba un refuerzo; sobre todo las “embarazadas, donde la cobertura no es la esperable y debería ser mucho más alta, ya que las embarazadas reciben esta vacuna en el último trimestre de embarazo, donde traspasan la mayor cantidad de anticuerpos al futuro recién nacido”, comenta.
De esta forma, el bebé estaría protegido, durante los primeros meses en exposición a esta bacteria; que es cuando más gravemente enferman; ya que pueden caer hospitalizados o incluso, morir.
La vacuna, según el Ministerio de Salud, es totalmente segura tanto para la madre como para el niño en gestación.